Es un delito universal porque “no solo se refiere a nuestro país o a alguna entidad federativa en particular, sino que está en todo el mundo, ello nos indica la complejidad del problema y la dificultad para catalogarlo como trata”, consideró la coordinadora de la Comisión Interna para la Igualdad de Género de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán, Cynthia Acosta Ugalde.
Con motivo del Día Mundial contra la Trata, afirma que se le considera un crimen clandestino, violento y difícil de identificar. Constituye un delito y una grave amenaza para la dignidad y la integridad física, los derechos humanos y el desarrollo. Los individuos que son traficados de un lugar a otro –dentro de las fronteras de un mismo país o hacia el exterior con fines de explotación, en su mayoría sexual, laboral o en la mendicidad– son considerados mercancías, objetos que pueden ser explotados y comercializados para lucrar con ellos, enfatiza.
La efeméride fue proclamada en 2013 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, y se designó el 30 de julio para concienciar sobre la situación de las víctimas del tráfico humano, así como para promocionar y proteger sus derechos. En septiembre de 2015 los países aprobaron la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y aceptaron cumplir los objetivos y las metas relacionados con la lucha contra ese ilícito.
De acuerdo con la experta, la también denominada esclavitud del siglo XXI tiene múltiples modalidades y consiste en “enganchar” a las personas mediante engaños, promesas o por medio de fraudes para someterlas a diversos ilícitos como la explotación sexual (principalmente de mujeres y niñas), pornografía infantil, tráfico de órganos, mendicidad, trabajos forzados, turismo sexual, narcotráfico, así como reclutamiento contra su voluntad por la delincuencia organizada, por ejemplo.
Estudio del problema
La Universidad Nacional Autónoma de México cuenta con la Cátedra Extraordinaria “Trata de Personas”, a través de la cual se estudia, promociona y difunden los campos de trabajo y aportaciones en el tema de especialistas nacionales y extranjeros distinguidos en la labor docente, creativa o de investigación.
De acuerdo con datos de esta actividad académica, el análisis del fenómeno es una tarea difícil y compleja. No existe consenso sobre la magnitud real del problema a nivel nacional ni internacional, pues para su medición se han utilizado metodologías diversas, además de las dificultades que implica por su naturaleza para la cuantificación.
“Por lo tanto, difícilmente se podrá tener un cálculo certero dada la poca disponibilidad de estadísticas confiables y el alto nivel de no denuncia. De ahí que las cifras estimadas sean abruptamente distintas. Actualmente (2017), la diferencia con relación al número de víctimas estimadas en el mundo es equivalente a 20 millones, pero oscila entre 21 y 48.5 millones de personas sometidas a alguna modalidad de trata”, se señala en la página de la Cátedra.
La Cátedra Extraordinaria “Trata de Personas” realiza el diplomado en línea en la materia, un enorme esfuerzo universitario para hacer conciencia sobre este fenómeno social global, resalta Cynthia Acosta.
Nadie se escapa
El tráfico humano es una violación de las garantías individuales y una forma de conducta criminal de impacto global. Hay países que son origen, traslado y destino de víctimas de este fenómeno, uno de ellos es México -en particular de menores, detrás de Tailandia y Camboya-; de hecho, como se dio a conocer en su momento, somos el tercer país a escala global, ello da cuenta de la gravedad de este delito, alerta la experta universitaria.
La mayoría de las personas afectadas son de grupos vulnerables, aunque cualquiera puede ser captada y privada de su libertad para ser “enganchada”. “Las mujeres siempre, menores de edad, ancianos, indígenas, personas con discapacidad y de la comunidad LGBTIQ”, precisa Acosta Ugalde.
La especialista recuerda que en el caso del extravío de aquellas personas que viven solas por carecer de familia o porque provienen de alguna otra nación y no poseen documentos personales, nadie las busca. En cambio, quienes tienen vínculos familiares y horarios establecidos para salir y llegar a casa, al no volver de inmediato se prenden las alarmas.
Existe una visión generalizada de que este delito es solo explotación sexual, y no es así. En el caso de las personas con alguna discapacidad o de la tercera edad, por ejemplo, son utilizadas para pedir limosna; lo grave es que la sociedad normaliza esa situación, “damos por hecho que eso es normal y no debería ser así porque seguramente detrás hay una situación de tráfico, con abusos, violaciones a sus derechos y malos tratos”.
Lo mismo ocurre con la explotación sexual. En diferentes puntos de la Ciudad de México donde se observan jovencitas y niñas en esa condición, con seguridad es tráfico de personas a la vista de todos y la hemos normalizado. Una buena parte de la sociedad seguramente no se cuestiona si están ahí contra su voluntad, o por gusto. “Eso también convierte esta situación en un delito todavía más complejo”.
Por lo anterior, uno de los mayores retos de este fenómeno social es medir su real magnitud en un mercado ilegal que se confunde con escenarios lícitos, alerta la jurista.
Ante ello, resalta que es necesario dejar de considerar normal esta acción ilegal. “Dejemos de pensar que aquel que está pidiendo limosna y que la chica que se prostituye lo hace porque eligieron el trabajo fácil; dejemos de pensar ¿qué hacen los migrantes atravesando nuestro territorio?, ¿por qué no se quedaron en su país?, ¿cómo estará la situación en sus países que los orilló a cruzar un territorio tan peligroso como el mexicano? Nadie abandona porque sí su lugar de origen en el que podría tener oportunidades de desarrollo, y muchas de esas personas terminan en la compra-venta de seres humanos”.
Cabe recordar que cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía dadas a conocer en septiembre de 2021, indicaron que (en 2020) 21.2 millones de personas de 18 años y más fueron víctimas de trata, lo que representó una tasa de prevalencia delictiva de 23 mil 520 víctimas por cada cien mil habitantes.
Asimismo, ese organismo reportó que 28.4 por ciento de los hogares del país contó con al menos un integrante que fue víctima de este delito; en 93.3 por ciento de los casos no hubo denuncia, o bien, la autoridad no inició una carpeta de investigación, es decir, “lo que se denomina cifra negra”.
En tanto, en el “Diagnóstico sobre la situación de la trata de personas en México 2021. Procuración e impartición de justicia”, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos destacó que en 2020 se identificó el mayor número de víctimas, con mil 72 en total.
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FUENTE DE LA INFORMACIÓN : https://www.dgcs.unam.mx/boletin/bdboletin/2022_605.html