Mario o Carlos Castellanos Alcázar es un periodista oaxaqueño reconocido por su teoría en conocimientos adquiridos desde hace 40 años, reportero de Diarios locales y corresponsal de Medios nacionales, autor de la columna “Arena Política” con título de la Secretaría de Educación Pública- SEP- Maestro de Educación Primaria, analista de temas políticos, económicos y sociales.
Bien, por el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, por su 27 gira de trabajo en Oaxaca, más que todo con fines electorales, que por la supervisión de obras y proyectos de desarrollo en el Istmo de Tehuantepec- y mal por el gobernador Alejandro Murat Hinojosa (PRI), que entregará la gubernatura a MORENA en la elección del 5 de junio del año 2022.
El presidente de la Cuarta Transformación de México, la 4T, el pasado fin de semana estuvo en territorio oaxaqueño para supervisar las obras del corredor interoceánico y las supercarreteras, en su campaña electoral permanente para asegurar el triunfo de la gubernatura de Oaxaca en favor de su partido: MORENA.
Es una táctica, la del presidente Obrador, la supervisión de dichas obras, que, si bien, para Oaxaca son de mucha relevancia para el desarrollo y despegue económico de esta entidad, de tras de todo esto, está la jerga política, cuyo costo es muy elevado, nada menos, que la gubernatura de esta entidad, que el gobernador, Alejandro Murar Hinojosa (PRI), entregará en charola de plata al candidato de Morena.
Desde luego que López Obrador no da un paso en falso, al reiterar hasta el cansancio que le tiene un gran amor, cariño y admiración a Oaxaca- y si bien, las obras carreteras de la capital al Istmo de Tehuantepec – Puerto Escondido y el proyecto interoceánico, serán el detonante del desarrollo económico, ya tiene medido al gobierno estatal, quien, con guiños del presidente, le entregará la estafeta del gobierno del Estado.
A cambio el gobernante de la entidad oaxaqueña cacaraquea las obras, servicios, el desarrollo, parques industriales, el ferrocarril y todo lo concerniente al proyecto del corredor interoceánico, que unirá comercialmente al océano Pacífico y al Atlántico- y como dice Obrador: “amor con amor se paga”: obras y protección al gobierno estatal a cambio del poder político: la gubernatura.
Desde luego que se trata de obras, servicios y proyectos ambiciosos que se iniciaron desde hace 15 años por los presidentes y gobernadores priistas, que nunca terminaron, pero sí, hay una estela de fraudes y corrupción de los presupuestos destinados.
El mismo gobernador de Oaxaca, Murat Hinojosa, se ha mostrado muy allegado- y, por cierto, ha reconocido al presidente de México, a pesar de que son de diferentes ideologías y partidos políticos: Obrador de Morena y Murat del PRI, pero han compaginado muy bien- y eso está muy bien, se le reconoce.
Se le reconoce a Murat Hinojosa, si en su administración hizo alguna gestión para la terminación de los proyectos que habían estado paralizados, o todo fue por circunstancias políticas, lo que no se le reconoce es que entregue el gobierno a MORENA por falta de trabajo político.
Tan es así, que Obrador terminará las obras y proyectos de referencia para el desarrollo del Istmo de Tehuantepec, que se convertirá en un detonante económico de la región, a nivel local y nacional, que no lo hicieron los presidentes y gobernadores priistas, pero ahora, el presidente emanado de Morena, las concluirá, acreditadas como obras del Gobierno Federal.
Que bien, si se trata del desarrollo económico de la entidad oaxaqueña, que, a través de un emporio comercial e industrial, que rendirá el corredor interoceánico, habrá mayores frutos de bienestar social y mejores condiciones de vida para los oaxaqueños.
El trabajo político está hecho para bien de Morena y para mal del PRI- Gobierno- este último no dio la talla, políticamente sale derrotado, pierde la gubernatura, que a leguas la tiene en su bolsa la banda morenista, ni quien se la quite, así, sea Salomón Jara o Susana Harp Iturribarría, los más indicados- y con nulas posibilidades: Raúl Bolaños Cacho Cue, Benjamín Robles, Héctor Sánchez, el parvulito, Luis Antonio Ramírez Pineda y Alberto Esteva Salinas, que se dicen morenistas, pero no.
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