Ante la caída de árboles históricos que forman parte de la belleza y patrimonio de la ciudad de Oaxaca, el titular de la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca (DDHPO), Bernardo Rodríguez Alamilla llamó a las autoridades estatales y municipales a generar acciones integrales de protección a todo el arbolado público de la capital, pues forma parte del derecho humano al patrimonio biocultural.
El ombudsperson explicó que las ciudades han sido construidas cultural y materialmente como si estuviesen desprovistas de naturaleza, lo cual ha generado, por una parte, la idea de que el patrimonio cultural se gestiona de manera independiente del patrimonio natural.
Lo anterior, apuntó, ha invisibilizado la naturaleza y su importancia, lo que consecuentemente provoca pocas o nulas acciones de gobierno y políticas públicas que atiendan y protejan la biodiversidad de los espacios urbanos.
Ante ello, apuntó que es obligación de las autoridades estatales y municipales construir espacios urbanos colectivos sustentables, que permitan libertad de acción y de organización de sus habitantes para alcanzar el pleno ejercicio de sus derechos humanos, lo que necesariamente se debe entender bajo el precepto de que, naturaleza y cultura ensamblan sistemas socioambientales híbridos, que definen la calidad de vida de las personas que los habitan y su potencial desarrollo.
En este sentido, añadió que el patrimonio natural en espacios urbanos es un ente vivo sujeto de derechos, por ello, el Estado debe buscar la mitigación de los daños originados por el progreso urbanístico en el ecosistema.
Así también, consideró prioritario visibilizar y promover el respeto al patrimonio natural en ambientes urbanos, ya que esto contribuye a construir espacios públicos seguros y habitables, pues se reconoce que estos tienen efectos positivos a nivel personal (disminución del estrés, mejoramiento cardiovascular, eficiencia cognitiva) y a nivel colectivo (captura de carbono, modulación de la temperatura, protección ante el sol, lluvia y ruido, recreación, inspiración artística, belleza, enriquecimiento estético, aumentar la humedad del ambiente, filtración de agua, ser refugio de animales).
“Los espacios verdes son epicentro de una característica poco valorada pero fundamental en la construcción de sociedades sanas y amigables: motivan y fortalecen las relaciones entre los vecinos, se estrechan los vínculos comunitarios y se fomenta el sentido de identidad hacia la comunidad, pues son puntos de encuentro, además de que previenen problemas sociales como: los accidentes de tráfico, protección de peatones, reducción de contaminación y reducción del crimen”, destacó Rodríguez Alamilla.
Ante ello, el defensor de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca reiteró que conflictos estructurales como la pobreza, violencia, exclusión, desigualdad, contaminación, obesidad, sedentarismo, depresión y otros, están relacionados también con el entorno biocultural.
De tal forma que hizo un llamado a las autoridades de los tres niveles de gobierno a generar políticas públicas que permitan una gestión integral del patrimonio biocultural de nuestra ciudad en el que no se cuiden solamente las iglesias, calles y monumentos, sino también árboles, plantas, animales, cerros, y lo inmaterial asociado con la naturaleza.
“Una ciudad con una infraestructura verde bien planificada y bien administrada se vuelve más sostenible, mejora la calidad de vida, se adapta mejor al cambio climático, reduce el riesgo de desastres, conserva los ecosistemas y se convierte en un espacio propicio para el ejercicio de todos los demás derechos”, concluyó.